domingo, 11 de septiembre de 2011

Tarada

Me haces daño, una y otra vez. Y me levanto, con una sonrisa....
No puedo evitarlo.
Si no sonrío a lo mejor me dejas de querer. Si no soy adorable te irás. Si digo lo que pienso ....
Tengo que agradarte. Es lo mejor.
¿Pero sabes qué pasa? Que nunca es suficiente. Nunca soy lo suficientemente paciente, ni comprensiva, ni complaciente. Nunca te basta, siempre exiges más. [...]

Nadie pensaba que yo me alejaría de tí. Era imposible. Me costó encontrar mi límite y reunir las fuerzas para por fin ser yo, sin excusas. Conseguí eliminarte de mi vida, no con pocos esfuerzos, no con pocas lágrimas. Me refugié en otra persona y eso me ayudó. Esa persona sí que me entendía . Sí que me quería.


Ahora me vuelven a pisar. Una vez más me dejo. Sigo callando, asintiendo y sonriendo. Sigo necesitando desesperadamente que me quieran. Escondiendo lo que no gusta e inventando un yo agradable y sumiso. Sigo sin ser yo, ¿nunca lo voy a ser?


He reconocido el problema. No está en los demás sino en mí.  Ya sé lo que está mal y sé cómo corregirlo. Me torturo repasando los momentos en los que no fuí capaz ,y pensando que la próxima vez tampoco lo seré. Vengo con esa tara.  Pero no me conformo.

2 comentarios:

  1. Por dior !!! cuanto de mí hay en este relato...... y hasta aquí puedo leer......

    ResponderEliminar
  2. Me gustan tanto tus "taras" que tus virtudes se me antojan defectos...
    Me gusta tanto que no te conformes...
    Me gusta tanto que te arremangues y te pongas manos a la obra...
    Me gusta cuando callas porque estás como ausente...
    Me gusta tanto que seas hormiga...
    Me gusta tanto que me gustes...
    Me gustas tanto tanto que somos tontos, si!

    ResponderEliminar